Aunque viven en Monterrey, Nuevo León, desde pequeños, su madre, una mujer zacatecana, les inculcó la devoción y el amor por San Juan Bautista. Cada año viajan hasta Zacatecas para participar en las Morismas de Bracho.
La familia Morales Hernández suma ya 18 cofrades quienes en familia vienen a dar servicio a San Juanito.
Para este año ya están listos, salvo una de ellas quien permanecerá al lado de su madre, por cuestiones de salud. Sin embargo, habla de la tristeza que le provoca el no poder acudir en esta ocasión y máxime, después de dos años de pandemia.
Nancy platicó que son muchos los favores que han tenido de San Juanito, el más presente es cuando su padre estaba enfermo, recordó que cuando lo trasladaban en ambulancia hacia un hospital de Monterrey, ella estaba desconsolada.
Dijo que en esos momentos inclinó su cabeza y dirigió su mirada hacia abajo, fue cuando vio los pies descalzos y parte de su báculo, fue hasta que entraron a urgencias cuando lo perdió de vista.
“Fue algo que nunca se va a olvidar, el sentir su presencia cuando más lo necesitas es algo impresionante, te llena de fuerza, de esperanza de seguir adelante”.
Finalmente relató que mandó enmarcar un poster de San Juan Bautista a una cárcel de Cadereyta y que luego los internos no querían regresárselo porque los impactó, al grado que estudiaron la vida del Bautista y aunque la imagen se la entregaron después le aseguraron que dentro del penal, en donde incluso le ofrecieron una misa, concedió varios milagros.
(Agradecemos a Nancy el habernos contado su historia)